espiritualidad,
vida plena
¿Prefieres gastar en objetos o experiencias? #felizmiercoles
1:49:00 a.m.
Cuando trabajas
muy duro todos los días, y no tienes todo el dinero que quisieras tener, debes
asegurarte que, después de haber comprado lo que necesitas para tu vida diaria,
gastes lo que ganes en lo que realmente necesitas para ser feliz.
El problema con las posesiones:
Un estudio de
veinte años, conducido por el Dr. Thomas Gilovich, psicólogo en la Universidad
Cornell, llegó a una directa y poderosa conclusión: no gastes tu dinero en cosas.
El problema con las cosas es que la felicidad que proveen desaparece
rápidamente. Hay 3 razones por las que esto ocurre:
-
Nos
acostumbramos a las nuevas posesiones. Lo que antes era novedad y nos
emocionaba, rápidamente se convierte en norma.
-
Seguimos
aumentando expectativas. Nuevas compras llevan a nuevas expectativas. Tan
pronto como nos acostumbras a una nueva posesión, buscamos una mejor.
-
Comparación.
Por sus propias naturalezas, las
posesiones se basan en comparaciones odiosas. Compramos un carro nuevo, y esto
nos encanta hasta que vemos a un amigo comprarse uno mejor. Y siempre hay
alguien con uno mejor.
Gilovich dice:
“Uno de los enemigos de la felicidad es la adaptación. Compramos cosas que nos
hacen felices, y tenemos éxito, pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas nos
emocionan al principio, pero luego nos adaptamos a ellas”.
La paradoja de
las posesiones es que asumimos que la felicidad que nos proveen durarán tanto
como las cosas en sí permanezcan con nosotros. Parece intuitivo pensar que invertir
en algo que podemos ver, escuchar y tocar todos los días nos resultará más
valioso, pero esto es incorrecto.
El poder de las experiencias:
Gilovich y otros
investigadores, han encontrado que las experiencias, por más efímeras que sean,
dan más felicidad que las cosas. Esto se debe a:
- Las experiencias se convierten en parte de tu identidad: no somos nuestras posesiones, pero somos la acumulación de lo que vemos, de lo que hemos hecho y de los lugares donde hemos estado. Comprar un reloj de Apple no va a cambiar quién eres, pero tomarte el tiempo para escalar una hermosa cordillera sí lo hará
- Las experiencias se convierten en parte de tu identidad: no somos nuestras posesiones, pero somos la acumulación de lo que vemos, de lo que hemos hecho y de los lugares donde hemos estado. Comprar un reloj de Apple no va a cambiar quién eres, pero tomarte el tiempo para escalar una hermosa cordillera sí lo hará
-
Las
comparaciones no importan: nosotros no solemos comparar experiencias, en la
misma forma en que comparamos cosas. En un estudio hecho por Harvard, cuando se
le preguntó a la gente si preferirían tener un salario alto, pero que fuera
inferior a lo percibido por sus semejantes, la mayoría no estaban seguros. Pero
cuando se les preguntó si preferían tener unas vacaciones muy largas, pero que
duraran menos que sus pares, la mayoría aceptó. Es difícil cuantificar el valor
de las experiencias, y por eso se hacen más disfrutables.
-
- las
experiencias son efímeras, y eso es bueno:
¿has comprado algo que no resultó ser tan genial como creíste que sería?
Una vez que lo compras, está ahí frente a ti, recordándote tu decepción. Eso no
nos pasa con las experiencias. El mero hecho de que duren solamente un momento
es lo que hace que las valoremos más, y ese valor tiende a incrementarse a
medida que pasa el tiempo.
Así que cuando
tengas algún dinero bien ahorrado, la próxima vez, en vez de gastarlo en esa
cosa que probablemente olvidarás luego, quizás quieras invertirlo en
experiencias que permanezcan en tus recuerdos. Coméntanos, ¿qué es lo que te
hace feliz?
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