El trastorno bipolar, ha sido objeto de numerosos estudios e investigación, en un intento por comprender de qué se trata. En la mayoría de estos resultados se hace foco en la enfermedad como fuente de problemas, dolor y angustias para quien lo padece y sus familias, así como en los avances, consejos y testimonios que permiten mejorar la calidad de vida de estas personas.

Al día de hoy, ésta enfermedad es tratada con relativo éxito; aplicando farmacología específica,  psicoterapia y psicoeducación logrando que, quienes padecen este trastorno, dejen de oscilar entre picos de tristeza y euforia extremas, puedan conozcan su enfermedad y aprendan a tratarse a sí mismos.

Vale decir que, el ser bipolar no es algo nuevo y, para sorpresa de muchos, hay ejemplos de personajes célebres o eminentes, pertenecientes a diversas áreas que incluso han sido catalogados de genios o crearon obras que trascendieron su época por ser reconocidas como un “derroche de genialidad”.

Churchill, gobernó Inglaterra y dejó un interesante legado intelectual;  Hemingway, el célebre escritor, cuya obra permanecerá con la civilización; Virginia Woolf, deleitaba a sus lectores con una escritura distinta; Kurt Cobain, ídolo de los amantes del Rock; Van Gogh, destacado pintor de estilo único; Edgar Allan Poe, quien fue conocido por sus excelentes obras de horror y Ted Turner, destacado empresario son sólo algunos de los ejemplos conocidos de personas brillantes, cada uno en su área, –que hacen intuir que hay muchos más de lo que creemos- y que han dejado una huella en la civilización, a pesar de padecer del trastorno maniaco-depresivo o bipolaridad.

La Montaña Rusa emocional

La bipolaridad, tiene dos caras, o dos polos hacia los que oscila el ánimo de quien la padece. Hay episodios o etapas maníacas en las que la persona anula toda limitación, tiene tendencias megalómanas, su euforia es extrema, y desde allí actúa y se siente poderosa y victoriosa. Su mente es veloz, se muestra locuaz e hiperactiva.

El otro polo, o la otra cara es la depresión. Una profunda tristeza y desolación los embarga, no son capaces de emprender ningún proyecto y viven en la desesperanza. En éstos episodios el “héroe” se apaga. La persona se torna apática, le atormenta la culpa e incluso puede atentar contra su vida.

 Las fases pueden tener duración distinta, es decir la persona puede estar eufórica 2 meses y luego pasar a la depresión y estar con ella una semana, o dos. Sin embargo, esto no es así en todos los casos, según especialistas, existe aproximadamente un 40% de personas que experimentan esta montaña rusa sin intervalos, o sea características del ciclo maníaco y del ciclo depresivo en el mismo momento. Es por ello que también se conoce como trastorno maníaco - depresivo.

¿Es un don?

Ahora bien, volviendo al tema que nos ocupa, el trastorno bipolar según numerosos estudios y tomando como referencia los ejemplos antes citados -así como tantos otros que podremos identificar en nuestro entorno- tal parece que entraña una especie de privilegio. Algunos estudios vinculan ésta patología con un don. El don de ser más inteligente, veloz de pensamiento, con habilidades o destrezas únicas o en definitiva destacar sobre el resto en una o varias áreas. Asegura Hagop Akiskal -eminente investigador de origen Ruso- que las personas que padecen ésta enfermedad dentro de la población en general, no supera el 4% o 6% sin embargo, el 50% son escritores y el 60% artistas. Este dato resulta tremendamente revelador y nos da una visión distinta de ésta enfermedad.

Claro, no bastará quien se pregunte, si se puede llamar don a una patología que llevo a Ernest Hemingway a quitarse la vida con una escopeta y a Vincent Van Gogh cortarse una oreja; y es lógico preguntárselo. Sin embargo, tal como comentamos al inicio, hoy existen tratamientos efectivos en un 70% de los casos, en los que se reduce en gran medida el impacto de los episodios de euforia (así como los dones que trae consigo) y los síntomas de la depresión aguda también, puesto que equilibra la bioquímica del cerebro, responsable biológico del trastorno.

Ahora bien, si un artista o un escritor tuviese que escoger entre su patología o esa singularidad que lo convierte en artista o escritor destacado ¿qué escogería?, ¿realmente los frutos de ese don no pagan el hecho de padecer la enfermedad?, ¿una persona que aunque no es artista ni escritor ,se sabe sobresaliente y disfruta de eso ,estará dispuesta a mermar esos dones?...y es que en definitiva, cuándo has tenido un compañero que aunque a veces se torne cruel, te ha dado tantos méritos y que más allá del reconocimiento público te hace aplaudirte en silencio, ¿será fácil atreverse a vivir sin él?

”Los hombres me han llamado loco; pero aún no está determinada la cuestión de si la locura es o no la más excelsa inteligencia, si mucho de lo que es gloria, si todo aquello que es profundo, no brota de la enfermedad del pensamiento, de modos de pensar exaltados respecto del intelecto general. Aquellos que sueñan de día son conocedores de muchas cosas que se les escapan a los que únicamente sueñan de noche.”

Edgar Allan Poe

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